consumo de proteínas en enfermedad renal

El riñón cuenta con un papel fundamental en la transformación de las proteínas. 

Por ello, cuando tenemos enfermedad renal crónica debemos limitar el consumo de proteínas, ya que a largo plazo su consumo puede generar daño renal progresivo al acumular sustancias proteicas tóxicas y expulsar otras como la albumina, empeorando la función renal.

Beneficios de llevar una dieta baja en proteínas para enfermedad renal

De esta forma, una dieta baja en proteínas, en torno a 0,6-0,8 g./kg./día, disminuye la carga de trabajo renal, mejorando la función del órgano. Concretamente, pequeñas reducciones en el consumo de las mismas (0,2 g./kg./día) parecen mejorar la tasa de filtración del riñón a lo largo del tiempo, además de poder reducir casi a la mitad la incidencia de proteinuria o de exceso de proteínas en la orina. Además, una dieta baja en proteínas puede evitar la aparición de complicaciones como la acidosis metabólica, la cual genera cierto catabolismo o atrofia muscular. Sin embargo, ¿conoces cómo deben ser estas limitaciones de proteína durante la enfermedad renal?

Cantidad recomendada diaria de proteínas para mantener la función renal

Dado que debemos mantener una alimentación lo más equilibrada posible, no podemos restringir totalmente la ingesta de proteínas, ya que puede llevarnos a una situación de desnutrición, sobre todo si consumimos 0,6 g./kg./día o menos. Por ello, debemos controlar nuestro estado nutricional general para lograr mantener masa muscular, teniendo en cuenta que, al tener una menor función renal, tenemos unas menores necesidades energéticas y concretamente de proteína. En contraposición, dietas de más de 1,2 g./kg./día pueden ser negativas para nuestro riñones, acarreando consecuencias como las descritas en el anterior apartado.

Tipo de proteína que se debe consumir

En cuanto al tipo de proteína específica, debemos intentar consumir sobre todo aquellas proteínas que han demostrado ser menos perjudiciales, como puede ser la de aves, pescados, huevos o lácteos. Todo lo contrario, sería la carne roja, la cual puede provocar efectos negativos para el riñón por su alto contenido en fosfatos. De forma general en torno a un 50% de la ingesta proteica debería realizarse a través de proteínas de alto valor biológico, es decir, aquellas que contienen todos los aminoácidos esenciales, como el huevo.

Infografía consumo de proteinas en enfermos renales

Consideraciones específicas

Finalmente, y dada la importancia de limitar la proteína durante la enfermedad renal crónica, es altamente recomendable visitar a un nutricionista especializado que pueda monitorizar nuestra ingesta dietética ya que, incluso, en determinadas ocasiones pueden darse situaciones donde sea necesario el aumento de proteínas, como en el caso de las infecciones, o bien durante determinadas terapias renales sustitutivas, como la diálisis o la hemodiálisis, donde las pérdidas de proteínas son mayores. En Trainsplant tenemos un gabinete nutricional experto en enfermedad renal que te puede ayudar.

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Referencias

  1. Ko, G. J., Obi, Y., Tortoricci, A. R., & Kalantar-Zadeh, K. (2017). Dietary protein intake and chronic kidney disease. Current opinion in clinical nutrition and metabolic care, 20(1), 77.

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