Después de un trasplante de médula la realización de ejercicio físico es una de las herramientas más útiles para la recuperación de la capacidad funcional.

Existen diversos trabajos publicados sobre el papel positivo del ejercicio después del trasplante de médula ósea, mostrando un efecto beneficioso en cuanto a la capacidad aeróbica, fuerza muscular, actividad física, percepción del estado físico y emocional, función inmunológica, fatiga y mejora de la calidad de vida.

A la hora de prescribir ejercicio físico en los pacientes sometidos a un trasplante de médula es necesario considerar factores hematológicos, cardíacos, pulmonares y óseos, los cuales pueden limitar la capacidad del paciente para realizarlo, obligándonos a establecer las pertinentes precauciones, o incluso constituir una contraindicación de dicha terapia.

Algunas de las consideraciones a tener en cuenta puedes consultarse en la siguiente tabla:

Por tanto, cualquier persona trasplantada de médula debe ser evaluado por un profesional del ejercicio a la hora de comenzar un programa de entrenamiento. En Trainsplant disponemos de profesionales que atienden a las necesidades de los pacientes con el objetivo de mejorar su capacidad funcional y su calidad de vida.

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Referencia del artículo:

Nieto-Blasco, J., Martin-Mourelle, R., Toth-Fernández, M., Tuda-Flores, J. A., Fernández-Cuadros, M. E., Alaejos-Fuentes, J. A., & Rivera-García, V. E. (2013). Programa de rehabilitación de pacientes sometidos a trasplante de progenitores hematopoyéticos. Rehabilitación, 47(3), 141-147.

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